El objetivo de este blog es mostrar una serie de estudios, reflexiones e interpretaciones respecto a un caso sumamente específico de la evolución urbana y edilicia de la ciudad de Rosario: la intervención arquitectónica de la empresa Field Argentina y su sucesora Field Construcciones en la zona noroeste de dicha ciudad plasmada en tres conjuntos de vivienda construidos entre 1962 y 1980 (Parque Field, Barrio Rucci, Parque Field 2). Y, tal como dice su título, es mi intención plantear al menos como hipótesis las múltiples y complejas relaciones que se producen entre las diversas escalas que atañen a dichos conjuntos, desde el más elemental hecho constructivo hasta los trascendentales sucesos acaecidos en esas décadas tan significativas para nuestro país y el mundo todo

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martes, 12 de julio de 2011

2/ Espacio, tiempo . . . Velocidad

Noticias de ayer
Extra ! Extra ! 

Noticias de ayer / Carlos Solari
Patricio Rey y Los Redonditos de Ricota 

Arbitrariamente, le asignamos al personaje de la imagen coordenadas en el espacio y en el tiempo: Rosario, 1962. Y en ese viaje imaginario hacia varias décadas atrás, está muy claro que son muchas y de gran peso específico las noticias que este caballero podría estar leyendo. Por ejemplo las de nuestro país, atravesado por la crisis institucional provocada por la presión de sectores militares y civiles que obligó a renunciar al presidente Arturo Frondizi, alterando una vez más a la recurrentemente amenazada democracia argentina. O las de nuestra ciudad, con los coletazos locales  de esa crisis: Luis Cándido Carballo, exitoso intendente rosarino, era electo gobernador de Santa Fe, pero el mismo movimiento golpista le impidió asumir. Por otro lado, también el planeta tenía lo suyo ese año: 1962 significó uno de los puntos más álgidos de la “Guerra Fría”, con Kennedy y Kruschev en plena “Crisis de los Msiles”, tras el fallido intento norteamericano de sofocar la reciente Revolución Cubana. Y en diferentes planos informativos Brasil gana otro Mundial de fútbol, y se suicida Marylin, y . . .

Pero haciendo uso de la arbitrariedad mencionada, imaginamos que nuestro lector no se interesa en nada de eso. Hojeando el Diario Crónica de Rosario, presta su atención  a este aviso:


Veamos de qué se trata. El aviso lo suscribe Field Argentina, “la empresa que construye ciudades”, que tiene sus oficinas en San Martín y Urquiza de Rosario. Y las “modernísimas” máquinas mencionadas serán empleadas para la construcción de “Parquefield”, un barrio que recibe el calificativo de residencial, pero del que (extrañamente?) no se menciona su ubicación. El círculo se completa con referencias a las características de la constructora: queda claro que Field Argentina es una filial de Field (así, a secas) empresa radicada en Florida, USA, adonde la firma se atribuye una vasta experiencia en la construcción de viviendas (más de 30 mil) y desde donde envía la maquinaria sin antecedentes en Sudamérica, que incluye a la única nombrada: una planta para fabricación de bloques de hormigón

Tres años después, los rosarinos pudieron observar a máquinas y operarios en acción. Y comprobaron que aquella publicidad era grandilocuente quizás, pero no mentía: desde un punto de vista constructivo, no era lo que sus ojos estaban acostumbrados a ver



La atipicidad de las viviendas de Parque Field para su tiempo podría empezar a describirse por la negativa. Son casas sin cimientos, sin ladrillos, sin revoques exteriores, sin carpetas; tampoco tejados, ni desagües pluviales. Todo esto era sustituido por un veloz sistema constructivo que partía de un terreno exactamente nivelado por motoniveladoras, sobre el que se preparaban las plateas de hormigón armado individuales para cada vivienda. Estos pisos se alisaban con allanadoras rotativas dejándolos aptos para, sobre el final de obra, simplemente pegarles baldosas plásticas como terminación. Como paramentos verticales y cubierta, materiales similares: la planta instalada de bloques, viguetas y ladrillos de techo era capaz de producir las miles de piezas diarias necesarias para el ritmo de la obra. Los muros de bloques, exteriormente eran dejados "a la vista"; las cubiertas, terminadas simplemente con la capa de compresión y techado asfáltico. Y como si todo esto fuera poco, los pintores avanzaban con máquinas que proyectan pintura a presión

El sistema era simple y los objetivos, claros: reducir lo más posible los rubros y los gremios intervinientes, por un lado y agilizar al máximo los imprescindibles, por el otro. Con aquellas máquinas del aviso, la constructora monta una planta que, siendo alimentada con los insumos básicos del concreto y del hormigón armado (cemento, áridos, agua y acero) resuelve la inmensa mayoría de las tareas para ejecutar las viviendas. La bloquera es capaz de entregar una pieza cada 5 segundos; la hormigonera, de proveer todo el material necesario para el barrio y, además, de proveerle hormigón elaborado a terceros. La unidad de avance del conjunto es la manzana, por lo tanto caminar por el barrio en construcción ofrece el panorama de ver a una de ellas con el suelo listo para hormigonar plateas, en otra levantando mampostería y así sucesivamente, con la consiguiente optimización del ritmo de obra por repetición de tareas

La simplificación y la velocidad de ejecución rínden sus frutos organizativos, publicitarios y (finalmente) económicos. En cuanto a lo constructivo, lo que hay es un producto sólido no sólo en la literalidad del concepto, sino en la presencia empresaria que se advierte por detrás del barrio y de sus viviendas

En lo arquitectónico pasará lo mismo?