El objetivo de este blog es mostrar una serie de estudios, reflexiones e interpretaciones respecto a un caso sumamente específico de la evolución urbana y edilicia de la ciudad de Rosario: la intervención arquitectónica de la empresa Field Argentina y su sucesora Field Construcciones en la zona noroeste de dicha ciudad plasmada en tres conjuntos de vivienda construidos entre 1962 y 1980 (Parque Field, Barrio Rucci, Parque Field 2). Y, tal como dice su título, es mi intención plantear al menos como hipótesis las múltiples y complejas relaciones que se producen entre las diversas escalas que atañen a dichos conjuntos, desde el más elemental hecho constructivo hasta los trascendentales sucesos acaecidos en esas décadas tan significativas para nuestro país y el mundo todo

Bienvenidos. El blog es también de ustedes

lunes, 24 de septiembre de 2012

11/ Un cambio de época

“Art 12: En caso de que Field Argentina SACIC y F no hubiere construido la totalidad de las viviendas en el plazo previsto en el art 10, deberá reintegrar a la Municipalidad, en proporción a lo no edificado, los importes que ésta haya invertido para la provisión de los servicios a que se alude en el artículo 8 con más un interés del 12% anual a contar desde el día en que la Municipalidad efectuó la inversión”

Ordenanza 1599 / Remodelación de urbanización a favor de Field Argentina SACIC y F
Del Diario de Sesiones del CC.DD. de Rosario / 30-01-1962

“Un plazo de setecientos sesenta días laborables” es el fijado en el art. 10, lo que equivale prácticamente a tres años. Viene bien entonces repasar las fechas de nuestra historia: 1961 es el año del acuerdo con Echesortu y Casas (anterior dueño de los terrenos) y del desembarco publicitario en Rosario; rápidamente a inicios del ‘62 se aprueba la urbanización. De allí en más un extenso período de gestión (mientras se producen las primeras ventas) hasta desembocar en el inicio de la construcción en 1965. Por lo tanto, una simple suma nos pone rápidamente en contexto: la nueva arremetida propagandística de “Quién vive?” de 1968 en La Capital de la que hablamos en “Pioneros del acierto” está cargada por el apremio del cumplimiento de aquel plazo y unas ventas seguramente inferiores a los esperado: 665 sobre un total de 1133 implicaba que un 41,33% era el porcentaje de lotes en los que no se había edificado y que, indefectiblemente, debería aplicarse a la devolución de lo invertido por la Municipalidad. Una considerable suma de dinero que Field Argentina seguramente no tenía en sus cálculos desembolsar

De todas maneras, por más que tenía pleno derecho, la Municipalidad no apremió hasta varios años después a Field Argentina por este incumplimiento. Es más: al decir de Elda Caprini “por insistentes pedidos de esta Asociación la Municipalidad de Rosario intimó a la Empresa Constructora al cumplimiento de la parte dispositiva de la ordenanza 1599/62 relacionada con la terminación del Barrio”, refiriéndose a la “Comisión de Defensa Propietarios de Parquefield” creada en agosto de 1971. Un aparentemente inexplicable letargo del estado comunal el que una vez pisado entrados los ’70 fue sacudido por la presión de los vecinos iniciando una demanda judicial que obligó a la constructora a obrar según lo pactado

 “El 28 de abril de 1970 el comandante en jefe del ejército Lanusse envió un memorándum al presidente Onganía, expresando las inquietudes de los altos mandos del ejército. Presentaba un tono crítico del cuadro general de la situación argentina, y señalaba el fracaso de la política económica, cuyos resultados se traducían en “la quiebra de la paz social, el quebrantamiento de la pequeña y mediana industria; la desnacionalización de empresas netamente argentinas; el sometimiento del país a intereses financieros extranjeros; la crisis de la empresa agraria y el estancamiento del desarrollo del país”. El memorándum mencionaba también la “orientación antinacional en el campo económico, que no deja de impactar a grandes sectores de la opinión”

C.E.M.A. (Cisneros, Escudé y colaboradores) / Historia general de las relaciones exteriores de la República Argentina

Si nos abstrajéramos de otras consideraciones concentrándonos en la argumentación del memorándum de Lanusse (una airada queja al presidente de facto nada menos que del comandante de la fuerza que lo había colocado en ese lugar, es decir, de su factor de legitimación en el cargo) y usáramos conceptos y lenguaje de hoy, podríamos decir que Lanusse estaba “corriendo por izquierda” a Onganía: defender “la paz social”, “la pequeña y mediana industria”,la empresa agraria” y “el desarrollo del país” y, más que nada, criticar “la desnacionalización de empresas netamente argentinas”, “el sometimiento del país a intereses financieros extranjeros” y “la orientación antinacional en el campo económico” . . . bueno, no es precisamente el discurso habitual imperante en los grupos militares y civiles afines que participaron en los golpes de Estado de esos tiempos, ni mucho menos el de Onganía y sus ministros, precisamente. El conflicto de poder tardó poco tiempo en terminar de exteriorizarse: ante la explícita falta de apoyo del Ejército, el presidente relevó a Lanusse de su cargo de comandante en jefe. Éste no sólo no aceptó el relevo sino que, junto a sus colegas de la Marina y la Armada, resolvió destituir a Onganía, eligiendo en su lugar al Gral Levingstone. Éste no llegó a cumplir un año en el cargo que, superado por la crítica situación, fue nuevamente destituido dando paso como presidente al propio Lanusse, aún sin renunciar al mando superior de su fuerza
  
“Lanusse !
Marmota !
Perón va a venir
cuando le canten las pelotas !

(Cántico de simpatizantes peronistas replicándole al Presidente de facto de la Argentina quien expresó que a Perón “no le daba el cuero” para volver al país - 1972)

Iniciados los ’70, el devenir de nuestra acotada historia local ingresa un período de turbulencias en forma paralela a los grandes acontecimientos de la política nacional. Aún arriesgando forzar las interpretaciones de hechos de naturaleza y escalas completamente diferentes se puede esbozar que, así como la Municipalidad de Rosario inició acciones concretas en defensa de sus intereses y de los vecinos de Parque Field por el trabajo y la presión de éstos mismos, las Fuerzas Armadas, visibilizadas en la conducción de Alejandro Lanusse, fueron compelidas a encaminarse a una progresiva transición entre los años más duros del gobierno de Onganía, tanto a nivel político como socioeconómico, a un viraje que posibilitara el acceso para el país nuevamente al sistema democrático debido el clima de movilización, militancia política y en definitiva descontento y resistencia de importantes sectores de la sociedad argentina. Ya al año siguiente de asumida la presidencia por Lanusse se producía la convocatoria a elecciones y la asunción del nuevo gobierno

Rucci recibiendo a Perón a su regreso al país (17-11-72)

Mientras en lo nacional se producía el retorno del peronismo al poder (con Cámpora en la presidencia primero y el propio Perón inmediatamente después), en Rosario, Field, con la construcción paralizada hace años, los vecinos levantados en su contra con índices cada vez mayores de rebeldía en pago de cuotas y con un juicio inexorablemente perdido con la Municipalidad, vendería casi media urbanización (el sector norte, todavía sin intervenir) a la CGT Rosario. Pero la alicaída Field Argentina no se retiraría de la escena, todo lo contrario: se reconvertiría en la pujante Field Construcciones, proyectista y ejecutora de (entre otros) el nuevo emprendimiento de la CGT Rosario de 2040 viviendas, escuelas, centros asistencial y comerciales y demás equipamientos financiado por el Banco Hipotecario Nacional en los terrenos recientemente adquiridos a Field. El mencionado conjunto llevaría el nombre de “Barrio Obrero José Ignacio Rucci” como homenaje a quien fue  secretario general de la CGT nacional entre el ’70 y el ’73 hasta que fue asesinado a balazos víctima del clima de violencia política imperante en esos años

Signos de lo que hoy llamamos un cambio de época

sábado, 26 de mayo de 2012

10/ Se cortó la cadena


"El hilo se corta por lo más delgado” es un refrán popular que alude a una verdad incontrastable de la física, al menos frente a la condición de que uno traccione al mencionado hilo tomándolo de sus extremos. Pero en nuestro caso, la paralización de la construcción de las viviendas de Parque Field allá por 1968, no constituye un hecho tan fácilmente interpretable: se trata de la ruptura de una cadena de comercialización y producción que funcionó por tres años a ritmo sostenido y que presenta varios posibles “lados flacos” desde donde entenderla. Más aún considerando que justo en ese año todavía promocionaba la venta de las viviendas en La Capital, por lejos el periódico rosarino de mayor tirada. Las formas más directas de compatibilizar críticamente ambos datos (la realización de una importante campaña publicitaria y, trascartón, la interrupción definitiva de la edificación de casas) son dos: una, pensar en un rotundo fracaso de la campaña publicitaria; otra, que entre un hecho y otro se produzca un abrupto cambio de política de Field Argentina. No contando con documentos o testimonios de agentes directos de la Empresa, el camino es el análisis de ciertos datos históricos que rodean al hecho que estudiamos para evaluar la sustentabilidad de ambas hipótesis

“Entre 1945 y 1971 la tasa de inflación de la Argentina promedió el 25% anual.
Con un pico menor de 3,8% en 1954, durante el peronismo, y uno mayor, excepcional, del 113% en 1959. Luego, entre 1971 y 1973, el promedio se elevó al 60%, debido, entre otras cosas, a la incidencia de la suba internacional del precio de la carne, un producto clave de exportación.16 Con todo, entre 1964 y 1974 se registraron 10 años de crecimiento continuo del PBI, con tasas que llegaron a alcanzar picos de entre el 8 y el 10%. Inflación sin crecimiento (o con caída del PBI) sólo hubo en 6 de los treinta años que mencionamos”

Una revisión histórica de la inflación argentina y de sus causas
Mario Rapoport

“Llegado 1968 el control político y militar de la dictadura se extiende a todos los ámbitos de la sociedad. Las fuerzas policiales reprimen tanto a militantes de izquierda y sindicalistas combativos, como a artistas de vanguardia y jóvenes que no encajan en el modelo pretendido por el sistema. Al descontento político generado por la dictadura, también se suma la impopularidad de sus medidas económicas, que tienden a privilegiar a los capitales más concentrados en detrimento de los sectores asalariados y las pequeñas empresas”

Gabriel Di Meglio y otros / Sociedad y cultura de los ‘60
Historia de un país / Canal Encuentro

Dos películas distintas? No necesariamente. El estudio de Rapoport sobre la evolución de la inflación argentina muestra como la década del ’60 ofreció una realidad bastante estable en ese aspecto, manteniendo siempre índices entre el 15 y el 30% anual. En ese sentido, las sí variables condiciones políticas argentinas (nunca desde 1952 y por más de 30 años un presidente electo democráticamente pudo terminar su mandato) no implicaron una alteración importante de las variables económicas “macro” y el contexto en el que se desenvolvía el sector empresario no podía calificarse de desfavorable. Esta estabilidad económica y con crecimiento del PBI desde 1964 en adelante no permite pensar en una interrupción de la edificación del barrio por un cambio de “reglas de juego” sufrido por Field Argentina por el enrarecido clima político. Es más: el reparo que había tomado la Empresa en ese sentido (una indexación semestral de la cuota hipotecaria y del saldo deudor de acuerdo al aumento del costo de vida con una tasa que podía elevarse hasta el 30% anual) (1) la ponía totalmente a cubierto de una desvalorización de los ingresos mensuales por cuotas respecto a los costos de las nuevas construcciones. Desde ese punto de vista, el negocio estaba a salvo

A los que no les cerraba tanto era a los compradores, tanto a los efectivos como a los potenciales. Ya desde 1967 la flamante Comisión Vecinal comenzó a gestionar oponiéndose al sistema indexatorio: si la inflación  se disparaba por encima de un 20% anual, el régimen podría ser para ellos suicida. Y en este caso sí jugaba un rol importante lo político, ya que un gobierno de facto aliado con los grupos económicos dominantes y enfrentado con buena parte de los populares era un amenaza respecto del mantenimiento del poder adquisitivo de los salarios. Como es lógico, esta realidad repercutía en forma negativa sobre los nuevos interesados, quienes lógicamente con más de dos años de iniciado el Barrio se informaban de su marcha y de la experiencia de sus habitantes

Pero había más. Cuenta Liernur (2): “En este contexto en la Argentina se creó en 1961 el Fondo Federal para la Vivienda y en 1962 comenzó el Plan Federal para la Vivienda; la Caja Federal de Ahorro y Préstamo para la vivienda en 1963; la Secretaría de Estado de Planeamiento y Vivenda en 1965; el Plan de Erradicación de Villas de Emergencia (PEVE) en 1967; el Plan Viviendas Económicas Argentinas (VEA) en 1968 . . .” De esa forma, los rosarinos vieron a partir de 1964 como se erigían conjuntos de viviendas económicas (a veces individuales, otras en edificios de departamentos) como Las Heras, Huertas Familiares, Benito Juárez, Las Flores Sur, Pellegrini e Iriondo y a continuación todos los conjuntos que integran ese enorme conglomerado en torno a la Avenida Grandoli. Aún tratándose de ofertas diferentes en ubicación, modo de acceso, tipos edilicios, calidad constructiva y demás (y quizás ofrecidas  a un grupo socioeconómico diferente) el hecho novedoso y original que significó el desembarco  de Field entre el ’61 y el ’62 contaba ahora a un poderoso competidor en el Estado, quien proporcionaba una financiación mucho más benévola. Factor, aunque parcial, de peso considerable. La pelota quedó del lado de Field Argentina, quien no modificó nunca sus condiciones y prefirió que la cadena se cortase, antes que modificarlas con aquellos vecinos y con los que en adelante se interesaran

Lo paradójico de este proceso es que el “contexto” del que nos habla Liernur (recortado deliberadamente de la cita) no era otro que la mención a la Alianza para el Progreso, la que había originado “políticas de organización y financiación de alcance continental”. Obviamente, aquella millonaria inversión del Estado en viviendas no había nacido de un repollo. Lo quizás no tan obvio para Field Argentina fue que aquel pacto político internacional que le dio origen fuera también, en parte, el que colaboró para que aquel emprendimiento no llegara a completarse en feliz término

martes, 3 de abril de 2012

9/ Pioneros del acierto

“9.1.2. DENSIDAD:  La población óptima de la ciudad se fija en DOS MILLONES TRESCIENTOS MIL (2.300.000) habitantes. La densidad de cada distrito es producto de la distribución ideal de esa población en el área urbana, y se regula por medio del Índice Edilicio”

3º apartado del Código Urbano / Plan Regulador Rosario / 1967


No por ser un lugar común dentro de los análisis de este Plan (el que, por otro lado, fue el principal  instrumento urbanístico de Rosario hasta entrada la década del ’80) deja de llamar la atención semejante disposición. Si vamos a la literalidad de la frase, el mero hecho de aplicar el sentido común promueve una serie de interrogantes. Existe el concepto de “población óptima” para una ciudad? Cómo y (mejor aún) quién la determina? Si esa cantidad pudiera precisarse con cierta certeza, qué ocurre cuando dicha ciudad finalmente alcanza esa determinada población? Y si la excede?

Y, así como la sustentabilidad de aquella afirmación aparece cuestionada en relación a cualquier ciudad y a cualquier cantidad de habitantes que nos estuviéramos refiriendo, no deja de sorprender si es apliacada al Rosario de los ’60. Según datos del censo de 1970  (algo posterior al PRR) la población de todo el departamento no llegaba a los 800.000 habitantes. Podemos concluir entonces que los autores del Plan Regulador (equipo de trabajo liderado por Oscar Mongsfeld) ponían su parámetro de ciudad ideal en una Rosario que triplicara (?!!!) en cantidad de habitantes a la que ellos vivían a mediados de los ’60. Una hipótesis seguramente fundada entre el reconocimiento de un desarrollo edilicio y urbano que ellos percibían como avasallante (casi 50 años después seguimos lejos de esas cantidades) y la proyección de un “deseo metropolitano” entendido en términos de “progreso”. Saliendo ya del pequeño dato de la “población óptima”, una mirada global al PRR evidencia su lógica interna: un Rosario que demoliera sus casas bajas (principalmente las del área central) y las reemplazara por edificios muchos más altos, que concentrara población, servicio y actividad en su centro, que se expandiera en su planta a la periferia (dando lugar allí primordialmente a conjuntos de vivienda de escala masiva) y que mejorara a la vez  sus sistemas de circulaciones y sus infraestructuras sería seguramente una ciudad mejor. Obviamente, al decir de este Plan



Un plan urbanístico, una canción de música popular y un artículo propagandístico son de una naturaleza tan disímil que parece poco riguroso relacionarlos entre sí para obtener conclusiones sobre nuestro caso de estudio. Sin embargo, cada uno de ellos no deja de ofrecernos un clima de época. El ya mencionado “sueño de metrópoli” expuesto en el Plan Regulador (compartido con muchas ciudades de cierta escala de Latinoamérica y el entonces llamado “Tercer mundo”, desde una relectura propia de los preceptos urbanísticos del Movimiento Moderno) aparece violentamente confrontado a un amplio espectro de realidades culturales de esos años, de las que la canción de Manal hablando sobre Buenos Aires es un botón de muestra. Aquellos jóvenes iniciadores en el país (y en el mundo) del rock en español se proponen cambiar el mundo unidos a los del Mayo Francés, a los hippies, a los de diversos movimientos pacifistas y socialistas de todo el planeta protestando contra las guerras, la desigualdad, la falta de oportunidades, la hipocresía moral de sus mayores y también contra esas ciudades cuyo “humo y soledad” los alejan de una vida más libre y relacionada con la naturaleza

Frente a estas cosmovisiones tan aparentemente opuestas (“metrópoli moderna” vs “utopía juvenil”), inteligentemente la propaganda de Parquefield se posiciona intentando capitalizar las virtudes de cada una. Decíamos en La zanahoria arquitectónica que ese “jardín propio de 300 m2” (en un exceso de “optimismo” se computa la totalidad del lote, sin descontar la vivienda) es, evidentemente, el mayor atractivo de la propuesta inmobiliaria. Y podríamos pensar que las mencionadas “arboledas”, inexistentes en el ’68, cumplirían el mismo fin balsámico que los diez pinos de la canción. Seguramente no fueron pocos los pioneros (“del acierto”) que optaron por el barrio pensando que, además de una financiación que se los hacía posible, y de una ubicación favorable respecto a sus trabajos (en el listado de la publicidad figuran numerosos empleados de Celulosa, John Deere,  Sulfacid, Cerámica San Lorenzo y muchas otras empresas del norte del Gran Rosario) tenían en él la oprotunidad de un estilo de vida alternativo a la progresiva (y en alguna medida deseada) congestión que se daba en Rosario

Eso sí: el signo de admiración va luego del “a sólo 20 minutos del centro”

martes, 21 de febrero de 2012

8/ Amistad, sociedad y respeto mutuo

“Si la década de 1960 ha de ser una década de progreso, entonces Argentina y Estados Unidos deben cooperar. Los Estados Unidos están comprometidos con el desarrollo económico de largo alcance de la Argentina, y aún más con una continua relación de amistad, sociedad y respeto mutuo

                                   Discurso de John F. Kennedy ante Roberto Alemann, Ministro de Economía argentino /1961

El libro “Parquefield – 20 años de historia” de Elda Caprini aporta interesantísimos datos sobre la génesis económica del Barrio. Describe que “esta urbanización nace a impulso del programa denominado “Alianza para el Progreso”, plan creado por el Presidente John Fitzgerald Kennedy”, como también que “para cuya financiación el Chase Manhattan Bank otorgaba un crédito siete millones y medio de dólares con la garantía de la Agencia para el Desarrollo Internacional (A.I.D.) del gobierno de los Estados Unidos, a 20 años de plazo y con interés para el inversor del 5,25% anual. Los intereses remesados al exterior se encontrarían exentos del impuesto a los réditos para evitar mayores costos a los futuros compradores”. Y agrega: “Por su parte, Field Argentina gozaría de una serie de franquicias acordes con el profundo sentido social que tiene el barrio económico obrero, tales como la exención y desgravaciones en impuestos en el orden nacional, provincial y municipal, hasta la cesión de terrenos públicos ya mencionada”

Desde la mirada “Proyectos de país” que propone este blog, estos datos constituyen apenas la minúscula punta de un iceberg. Iceberg de complejas relaciones que van de lo local a lo geopolítico y de lo meramente económico a lo ideológico. De todas formas, sin pretender abordar en profundidad a la política interna y externa de Argentina de inicios de los ’60 (tarea que excede a este trabajo y a este autor), los datos de Caprini posibilitan al menos ver un poco más allá de ellos mismos, ya que nos hablan de Parquefield como un importante emprendimiento realizado a partir de la coincidencia de intereses de los gobiernos de dos países. Es por demás de evidente que, cuando se habla de créditos a 20 años con garantía del gobierno americano, exenciones de impuestos, desgravaciones y cesiones de terrenos públicos (mientras se invoca, por ej, el “profundo sentido social” cosa que sería al menos discutible) debe deducirse que la llegada de Field a nuestro país se produjo no como un hecho aislado sino dentro del marco de un acuerdo mucho más amplio de voluntades políticas de los presidentes de Argentina y Estados Unidos, que no eran otros que Arturo Frondizi y John Kennedy, respectivamente

Frondizi asumió la presidencia en 1958, en el retorno a la democracia luego del gobierno militar que había derrocado a Juan Perón; proscripto éste y su partido, ambos líderes hicieron un acuerdo estratégico que incluyó la recomendación de Perón a sus seguidores para que votaran a Frondizi. Con relativo poder político propio entonces y en el medio de múltiples presiones del exterior (en el mundo de la Guerra Fría) y del interior (de militares, grupos económicos, trabajadores, estudiantes, la Iglesia, su partido y el propio justicialismo) inicia una política económica comúnmente conocida como “desarrollista”. En pocas palabras, así dice al respecto el trabajo de CEMA (Cisneros, Escudé y otros) “Historia General de las Relaciones Exteriores en Argentina”:

“Las tesis desarrollistas eran varias. En primer lugar, se concebía al capital extranjero como el elemento dinamizador del desarrollo, debidamente orientado por el estado en beneficio de los intereses nacionales, de manera que la antinomia entre capital externo y nacionalismo económico dejara de tener sentido. Las condiciones de acumulación e inversión insuficientes provocaban en los países subdesarrollados la ausencia del capital necesario para la instalación de las industrias básicas y la construcción de las obras de infraestructura. De esta manera, el capital extranjero debía contribuir al desarrollo de la explotación petrolera, la siderurgia, la energía eléctrica, la petroquímica, etc.”

Casi tres años más tarde Kennedy es electo presidente. Como si el marco de la Guerra Fría con la Unión Soviética no hubiera sido lo bastante arduo para él,  Latinoamérica, a pocos meses de la revolución comunista que derrocó a Batista en Cuba, le significaba otro dolor de cabeza. En primer término, el propio gobierno de La Habana en sí; y luego, el temido “contagio” al resto del continente. Eisnhower le había dejado como herencia ya organizada la invasión a la isla en Bahía de los Cochinos. Kennedy, partidario de una política menos bélica y más persuasiva, dio sin embargo el visto bueno a la invasión, quizás fallida porque el presidente demócrata retaceó su poder militar. Casi inmediatamente lanzó la ya mencionada Alianza para el Progreso, plan oficial de ayuda e inversión para América Latina del gobierno norteamericano de 20.000 millones de dólares y diez años de duración. Para las ideas desarrollistas de Frondizi, la Alianza fue un anillo para su dedo, aunque las intenciones de Kennedy eran de alinear de su lado ideológico al continente y el interés del gobierno argentino pasó fundamentalmente por percibir la ayuda económica. Pero, al menos, Frondizi fue el presidente latinoamericano más entusiasmado con la propuesta, expresando a Kennedy palabras como éstas:

“Estamos unidos por la geografía, la historia, y sobre todo, por las espiritualidades (...) Somos una sucursal del mundo occidental (por ejemplo, Europa). El Plan Marshall salvó los valores y civilización occidentales. Hoy, América latina está atravesando un período en el cual están en juego los valores básicos, debido a la acción de factores desestabilizantes como los bajos ingresos, la enfermedad y la ignorancia. Estamos infectados, como tú has reconocido, por el subdesarrollo. Ningún país subdesarrollado puede resolver estos problemas democráticamente sin ayuda de los países desarrollados. La educación y la tecnología son tan importantes como el ingreso. Hay demasiado por hacerse, a tal punto que todo necesita hacerse, por lo tanto deberíamos primero focalizar nuestra atención en las industrias básicas y los servicios.”

(Carta del Presidente Frondizi al Presidente Kennedy / 1961)

Frondizi fue derrocado en 1962 por una coalición cívico-militar. Las interpretaciones del porqué son múltiples: para frenar un temido y quizás inexorable regreso del peronismo (principalmente después del triunfo de varios candidatos peronistas en las elecciones provinciales de ese año), por la preocupación frente a un “guiño” gubernamental a la izquierda luego de ser descubierta la reunión secreta del presidente con el Che Guevara, por la afectación con sus políticas de intereses económicos de ciertos grupos de poder, o, en definitiva, por la suma de todo aquello. En definitiva, no era un líder confiable para el “stablishment” local

Kennedy fue asesinado en marzo de 1963. No hace falta decir que fue uno de los hechos trágicos más conmovedores y a la vez enigmáticos del siglo XX

Sin embargo, bastó lo que fue una efímera coincidencia política y estratégica entre dos gobiernos para que, en el contexto de otros “acuerdos macro”, emprendimientos como Parque Field se pusieran en marcha. Aún caídos ambos presidentes, esa chispa inicial fue suficiente para que la construcción del Barrio sea ya irreversible

martes, 10 de enero de 2012

7/ La zanahoria arquitectónica

“La simplificación y la velocidad de ejecución rínden sus frutos organizativos, publicitarios y (finalmente) económicos. En cuanto a lo constructivo, lo que hay es un producto sólido no sólo en la literalidad del concepto, sino en la presencia empresaria que se advierte por detrás del barrio y de sus viviendas

En lo arquitectónico pasará lo mismo?”



Más allá de los slogans, de los nunca construidos modelos Capri y Bahama y de las “4 variantes de techo” (expresiones todas de la artillería publicitaria de Field Argentina) lo que en realidad la Empresa puso finalmente en el mercado fue una unidad inmobiliaria indisoluble constituida por un lote de 15 metros de frente x 20 de fondo (o medidas equivalentes en los tramos curvos de las manzanas) con una casa que admite sólo dos variantes: de 2 y de 3 dormitorios. Considerando que se trata de un ambicioso proyecto que comprende la urbanización y ejecución de más de mil viviendas unifamiliares, no deja de llamar la atención el ínfimo abanico de posibilidades que tiene el comprador. Una especie de “cara o ceca” que se explica por un lado por la apuesta primordial que hace la constructora a la velocidad de ejecución desde la máxima simplificación posible de las cuestiones constructivas. Y por otro, porque se evidencia que no se consideró que esa única alternativa de proyecto fuera en desmedro de las posibilidades de venta: una especulación que, a la postre y dado el éxito inicial del emprendimiento, demostró no estar tan errada

Por fuera del ajustado y eficiente sistema constructivo (ya abordado en “E, T y V”), nos resta analizar la estructura espacial de las viviendas. A la visible diferencia exterior de los dos modelos en cuanto a la cubierta (el techo a dos aguas se presenta con su cumbrera paralela a la calle en un caso y perpendicular en el otro), se detectan también muchos criterios y elementos comunes. En las plantas se lee que ambas parten de planteos geométricos bastantes simples: casi un cuadrado dividido a su vez en 4 en las casas de 2 D y dos hileras o crujías de habitaciones con una tensión más lineal en las de 3. Siempre estares (con porch y cantero) y cocinas van al frente, baño al centro sobre un lateral y dormitorios preferentemente al contrafrente (o en un único caso a un lateral). Esta primacía de frentes y fondos se corresponden con la disposición de las aberturas ya que, salvo ese dormitorio excepcional, los costados de las casas aparecen como mayoritariamente ciegos o sólo con las puertas de servicio de cocinas, ventanas de baño y un presuntuoso “lavadero”, que no es otra cosa que una pileta de lavar exterior a la vivienda. En cuanto a lo dimensional, todos los locales son bastante austeros, sobre todo el estar-comedor que apenas parece soportar esa doble función. Y por último se ve la consabida standarización de elementos en cuanto a unificación de medidas de aberturas, puertas de placares, tabique sanitarios baño-cocina, etc
Sin embargo, y más allá de que este somero análisis podría extenderse y mejorarse, la característica distintiva de la arquitectura de estas viviendas no se encuentra en su distribución ni en sus espacios interiores. Lo que espacialmente la empresa ofrece como "zanahoria" está plasmado, aunque de maneras diferentes, en los dos dibujos que siguen a continuación: 


Observando el “croquis de ubicación” de la vivienda de 3 D en su lote, podemos afirmar que ésta se ubica prácticamente en el centro de aquel: 3, 4, 4,60 o 5 mts son medidas que, en este caso, no ofrecen una diferencia sustancial en cuanto a su percepción y su uso. Y aquí es conveniente recordar aquello de los “costados ciegos” de las casas, que no fue dicho al pasar. Hubiera sido radicalmente distinto el aprovechamiento del espacio exterior si, por ejemplo, las mismas viviendas se aparearan lateralmente, dejando libre un área de  nada menos que 7,60 x 20. O, caso contrario, la posibilidad de angostar el lote, redundando en mayor beneficio a la empresa. Y algo similar hubiera sucedido de estar ubicada más al frente, o sobre la misma línea de edificación


Pero está claro por qué manipulaciones como estas no fueron posibles. Lo que sucede es que el “nuevo concepto” de Parque Field se sostiene, como en la publicidad, a partir de una imagen: viviendas como elementos aislados que se suceden armónicamente dentro de un gran ámbito de características “sub-urbanas”, entendido esto como de una fuerte presencia de lo abierto y lo verde frente a lo construido. En la ciudad de la imagen (“ideal”, bucólica, que elude abordar dentro de sí problemáticas como los equipamientos y servicios urbanos) el espacio abierto tiene, más allá de un uso específico, una función casi “visual”: conforma el despegue necesario entre una construcción y otra, que permite la presencia de “lo verde” y refuerza la individualidad de la casa y de sus habitantes

Probablemente debamos concluir que, paradójicamente, esos espacios laterales de escala intermedia, de uso indeterminado y de difícil aprovechamiento para una expansión sean los que expresan mejor el concepto arquitectónico de las viviendas: formar parte de un conjunto que acerca a sus habitantes a un modo de vida que tenía algo de ideal, de soñado; de afirmación propia e individual en un mundo nuevo y apacible. Una fibra íntima que Field Argentina supo tocar a por lo menos algunos de los que optaron por su propuesta

lunes, 12 de diciembre de 2011

6/ Elevadas temperaturas (parte II)

“No me detengo tanto en el problema de la transgresión a la Ordenanza de Urbanizaciones, a pesar de que sé que Field Argentina la transgrede totalmente . . . No voy a detenerme más en esto porque los señores concejales de la mayoría saben que aquí se va a aprobar una cosa que no se puede aprobar”

Plácido Grela / Concejal del Partido del Trabajo y el Progreso


Plácido Grela
No sólo los concejales de la mayoría; en este rincón del imaginario ring del Palacio Vasallo, Grela también lo sabe. Igual (diría Discépolo) “lucha y se desangra, por la fe que lo empecina” y, frente a aquellas inexorables realidades de votos, mayorías y minorías, brinda su extenso y encendido discurso, el último del bloque opositor y el que condensa toda la artillería argumentativa del “no” a Field Argentina y su proyecto. De todas maneras, su “no voy a detenerme más en esto” no significa una claudicación, para nada: simplemente es entender las reglas del juego. Reglas como éstas:


“Acá se han hecho una serie de observaciones referentes a la violación de la Ordenanza de Urbanizaciones, las cuales cuadran dentro de lo que se puede observar; pero debo hacer notar a los señores concejales que una ordenanza se modifica por medio de otra ordenanza, y estamos en el caso concreto de la discusión de una ordenanza especial que contempla las posibles modificaciones a la ordenanza anterior”

Edgardo Arino / Concejal Presidente del Bloque de la Unión Cívica Radical Intransigente


“Una ordenanza se modifica por medio de otra ordenanza” recuerda el líder de la bancada oficialista, desde la esquina opuesta. Con este simple axioma prácticamente da por tierra todas las acusaciones de vicios formales del proyecto y pone blanco sobre negro: se trata, fundamentalmente, de una discusión política. Que atañe desde los aspectos de índole vecinal a los internacionales, sin esquivar la delicada e inestable situación institucional que estaba atravesando el país


“Field Argentina es una empresa en la que no intervienen solamente capitales norteamericanos. Esta empresa está integrada por capitales cubanos que fueron robados al pueblo cuando la dictadura de Batista. Ahí hay señores que jugaron el mismo papel que jugó Jorge Antonio con el capital robado al pueblo argentino . . . y me extraña que el sector de la mayoría, entre los que existen hombres que en la época del peronismo estuvieron contra el peronismo y contra Jorge Antonio, que ahora quieran solidarizarse con empresarios capitalistas cubanos que huyeron defendiendo sus dólares, y que se alían con capitales norteamericanos, aliados a su vez con capitales rosarinos, es decir con Echesortu y Casas” (Grela)

“La solución que hemos dado es altamente beneficiosa para la ciudad. No entramos a corroborar si el dinero viene de Cuba o es del Fondo Federal de la Vivienda; no entramos en esas consideraciones porque a los que van a comprar las casas eso no les interesa” (Arino)


Por un lado, Grela apunta directo a la compañía. En tiempos de máxima sensibilidad de la opinión pública internacional respecto de la cuestión cubana, él saca a Field Argentina del lugar de ser sólo una pujante empresa constructora norteamericana que se expande hacia nuevos mercados y la reinterpreta como una pieza más dentro del complejísimo ajedrez de la Guerra Fría denunciando que opera a partir de fondos “malhabidos”, digamos. O por lo menos de procedencia éticamente inaceptable. Edgardo Arino rehúye ingresar a esa polémica sin exigir las pruebas documentales que avalen la acusación. Frente a la posición principista de Grela, Arino es pragmático: si la inversión beneficia a Rosario, bienvenida sea. Y si no es del interés de los posibles compradores, del de él tampoco


La Capital” de la fecha dice que empresarios de los Estados Unidos llegaron a la ciudad. Efectivamente, integran el grupo representantes de la empresa a quien se le adjudicó la repavimentación de las 1600 cuadras y otro grupo financiero que vienen a visitar al señor Luis Cándido Carballo para conversar, posiblemente, sobre posibles inversiones . . . Aquí tengo un recorte del Diario Clarín donde dice que el Gobierno de la Nación otorgará un préstamo equivalente al 70% de lo que cuesta la construcción y el otro 30% lo tendrá que pagar el adquirente; pero pueden decirme los señores concejales de la mayoría ¿por qué en vez de entregar ese 70% en esa forma no lo hace llegar a la Municipalidad para que en terrenos fiscales efectúe construcciones para la gente que lo necesita? Es una tendencia oficial a favorecer a estas empresas que prácticamente sin cinco centavos invertidos efectúan un magnífico negocio a costa de los compradores, de los que pueden comprar, y a costa del esfuerzo del mismo gobierno argentino que les facilita los medios para poder realizar la obra” (Grela)

“El problema de la vivienda es uno de los dos o tres problemas fundamentales que tiene no sólo el país, sino la humanidad entera. Nuestro país no podría escapar a ese déficit y tiene también el suyo que solucionar. Nosotros hemos afrontado el problema de la vivienda con el mismo sentido realista con que se afrontan un sinnúmero de problemas. El problema de la vivienda en nuestro país se reduce pura y exclusivamente a financiación . . . El Banco Hipotecario Nacional trabajó intensamente en el plan denominado de vivienda económica. Se daban grandes facilidades y cualquier obrero podía hacerse su casa ¿Pero cómo se hizo eso? Se hizo en base a emisión de moneda. Todos sabemos que se hizo pura y exclusivamente en base a inflación, lo cual hizo desvalorizar totalmente nuestro signo monetario y llevarnos a la situación ruinosa que nos tocó enfrentar cuando nos hicimos cargo del gobierno . . . El problema de la vivienda debe resolverse dentro de lo posible con aporte de capitales” (Arino)


El “queda levantada la sesión” del presidente Gorni (al día siguiente sucesor de Carballo) se escuchó a las 2 de la mañana del 31 de enero del ´62. Se había sancionado la ordenanza 1599, tanto en general como en cada uno de sus artículos, no sin debatir sobre varios de ellos. Y la última moción de orden aprobada de esa noche fue citar a los concejales para esa misma tarde a las 19, por ser el último día de sesiones extraordinarias. Evidentemente, quedaban proyectos importantes por tratar

Los ediles rosarinos brindaron un debate memorable. A un Lagonigro que argumentó no sin razones como el aprobar el proyecto de Field será superador a dejar en vigencia la ya efectivizada urbanización de Echesortu y Casas, Oxandaburo y Gutiérrez respondieron con incontrastables motivos de los costos económicos y urbanos que tendría el emprendimiento. Mientras Grela citaba al urbanista norteamericano Barler, Arino refería el ejemplo de Leningrado (definiéndola como un “caso típico de ciudad lineal”) para sostener que los inconvenientes de la lejanía de Parque Field eran menores. El oficialismo apostó a mantener una coherencia con la política nacional de Frondizi y su adhesión a la Alianza para el Progreso (motivo de un apartado siguiente), promoviendo el desarrollo económico a partir de la inversión extranjera; el Partido del Trabajo y el Progreso luchó por hacer prevalecer un modelo de un Estado más activo e independiente, motor de la economía nacional y menos permeable a favorecer los intereses de los grandes grupos privados. Y todo esto en un marco de tratamiento casi “a libro cerrado”: las modificaciones que introdujo la Municipalidad al anteproyecto de la empresa fueron menores, fundamentalmente relacionadas con cesiones de espacio público. Con modalidades más contemporáneas de la gestión pública, la negociación con la empresa pudo haber tenido resultados muy superiores. Pero evaluar desde el hoy aquellos hechos con parámetros actuales es transgredir las leyes de la Historia


“Trece votos por la afirmativa y once por la negativa”
 (Gorni, luego de la votación del despacho en general)


Nuestra historia (con minúsculas) estuvo cerca de ser, tal vez, bastante diferente. Sólo por uno o dos votos

martes, 8 de noviembre de 2011

5/ Elevadas temperaturas (parte I)

“Se insinúa así una solución al problema de la vivienda. Ojalá vengan nuevos inversores para que otros centros urbanos se incorporen a la ciudad. Con la aprobación de la ordenanza creemos contribuir al progreso de Rosario
El resultado de esta operación dirá si el señor concejal Grela, que también confía en el tiempo, tiene o no la razón o si la poseemos nosotros”

Concejal Edgardo Arino, presidente del bloque oficialista del Concejo Deliberante de Rosario / 30-01-62

Con estas palabras cerró su discurso antes de la votación por la aprobación o no del proyecto de Ordenanza de remodelación de la urbanización solicitada por Field Argentina para construir el Barrio Parque Field


Diario de Sesiones del CC.DD. de esa noche
El mero dato de la fecha nos hace imaginar el clima en aquella noche rosarina pero, por si hubiera faltado temperatura en el Palacio Vasallo, en ese mismo 30 de enero el  gobernador Carlos Sylvestre Begnis aceptó oficialmente la renuncia del recordado Luis Cándido Carballo como intendente municipal. Claro, Carballo era el gobernador electo de Santa Fe y dejaba la intendencia para ejercer como tal: seguramente por ese motivo el Concejo sesionaba en extraordinarias. Y, más allá del enrarecido ambiente que rodeaba a la presidencia de Frondizi, no imaginaba el intendente que semanas después un golpe militar obligaría a renunciar al presidente y lo dejaría a él sin poder siquiera asumir aquel cargo para el que la ciudadanía santafesina lo había votado

Pero vayamos a lo nuestro. Luego de la lectura del informe de la comisión de Planeamiento y Urbanismo y del proyecto de Ordenanza, el presidente Gorni (quien al día siguiente asumiría la intendencia) abrió el debate. Primero hablaron los miembros de la comisión: José Lagonigro (a favor), argumentando “la innegable superioridad de la nueva urbanización proyectada desde el punto de vista social”; Oxandaburo y Gutiérrez (en disidencia) cuestionando aspectos más esenciales el primero, más de forma el segundo. Consideremos algunos de los dichos:


“ . . . la (urbanización) anterior constituye una simple subdivisión de tierra respetando un tipo de trazado, mientras que el actual proyecto aporta soluciones de fondo por sus perspectivas de alivio al grave problema de la vivienda y sus previsiones para dotar a la población que allí se radique de elementos tan substanciales como escuelas, salas de primeros auxilios, capilla, etc” (Lagonigro)

“Pienso que no es posible que veamos con buenos ojos la edificación de un barrio en lugar tan apartado, y menos con casas costosas . . . el Departamento Ejecutivo, el Concejo o las autoridades ocupadas en la solución del problema, si se abocan a un estudio serio, coincidirán en la necesidad de sancionar normas para que los barrios se construyan en terrenos dentro del perímetro de la ciudad donde haya luz, cloacas y transporte” (Oxandaburo)

“Es dable destacar, por otra parte, que de no prosperar la solicitud de referencia, las parcelas en cuestión podrían ser fraccionadas y edificadas sin la obligación de proveer al barrio de las mejoras correspondientes, acorde con la exigencia de la ordenanza antes dicha, pies en aquella época tales requisitos no eran obligatorios” (Lagonigro)


Así Lagonigro exponía uno de los argumentos del oficialismo para aprobar el proyecto. La urbanización de Field (como ya hemos visto en “El lejano noroeste”) era una reforma de la ya realizada por Echesortu y Casas en 1957. Rechazar el proyecto no implicaba “fojas cero” y retrotraerse al estado en que esas tierras no eran urbanas, sino a mantener en vigencia lo ya conseguido por la empresa rosarina, lo que podría derivar que en ese lugar fueran vendiéndose y ocupándose los lotes, incluso sin alguna de las “mejoras” ofrecidas por Field Argentina. De esa forma esta reforma calificaba (según ellos) como una solución “menos mala”


“Llama la atención que habiendo sido nosotros, los concejales del Partido del Trabajo y del Progreso, quienes presentamos un proyecto de construcción de 300 viviendas que costaba menos dinero que éstas y que podrían ser financiadas por medio de la Comuna sin desembolso de ninguna clase, a pesar de que le pedimos al presidente de la comisión de Obras Públicas que lo discutiéramos, no se haya resuelto nada. Alentábamos la esperanza de que el Departamento Ejecutivo empezara a preocuparse por la construcción de casas baratas, porque la clase obrera no puede pagar 6000 pesos mensuales por cada vivienda. Este proyecto no condice con las necesidades del pueblo. No está en condiciones de pagar sumas elevadas en concepto de amortización y mantener a su familia con una remuneración mínima de 4000 pesos mensuales” (Oxandaburo)


Posteriormente, el concejal Gutiérrez denunció los vicios que él observaba en la presentación del proyecto. Sellado por suma menor a la estipulada, faltante de plano en tela, dimensiones incompletas en las cotas de planos, realización de propaganda pública no autorizada, reducción no permitida del ancho de calles y alguna otra cuestión contradecían a los artículos 1, 4, 5, 6, 7, 16, 19, 22 y 40 de la Ordenanza 1079 (que regulaba este tipo de cuestiones).  Además de eso Gutiérrez argumentó:


“A estas objeciones de carácter legal, tendría que agregar objeciones de otro tipo. Y es el caso de los desagües y las aguas corrientes, que para llevarlos hasta los terrenos de Field Argentina tienen que recorrer 6 kms . . . Sé que dirán que esos desagües serán utilizados por los barrios que recorre este desagüe, pero nosotros tenemos que ver también en que forma eso va a ser pagado por los vecinos . . . La Municipalidad no está en este momento en condiciones de llevar a cabo obras de esta naturaleza, teniendo en cuenta que hay otros barrios que hace mucho tiempo que están habitados y a quienes les hace falta todos estos servicios. Además, respecto de estas casas que quiere construir Field Argentina para ferroviarios, quiero pensar que no hay tantos directores, porque serán para dirigentes y no para obreros, ya que serán contados los que podrán abonar una cuota mensual por el término de 5 años de 5000 pesos. Por ahora, nada más”


Al finalizar Gutiérrez, pidió la palabra el concejal Plácido Grela. A su crítico discurso se le opuso luego el de Edgardo Arino (como ya dijimos, presidente del bloque oficialista) y luego la votación. Ambas fueron las exposiciones más extensas, medulares y profundamente políticas de la noche, en un sentido amplio. Se habló de la ciudad y de sus habitantes, de las viviendas, de economía y de financiamiento, del Banco Hipotecario, del gobierno nacional, de modos de vida, de la clase obrera, de Estados Unidos, de Cuba, de la inflación, de Frondizi y, por supuesto, de Field Argentina

Pero esos discursos son el material para una próximo entrada